Ras Berhane
Tlaltecuhtli
(Traducción y
comentarios)
“Proclamación en el nombre del Príncipe Heredero y Regente
Plenipotenciario del Reino de Etiopía, Su Majestad Rey Tafari Makonnen, en su
ascenso al Trono Imperial con el nombre de Su Majestad Haile Selassie el
Primero, Rey de Reyes (Negusa Nagast) de Etiopía.
PROCLAMACIÓN.
Conforme a la Proclamación con la que nuestro Creador mora en
Su pueblo, y eligiéndonos, fue la causa a realizar, hemos vivido sin la rama de
nuestro Pacto como la madre y el hijo. Ahora, en que por ley y mandato de Dios,
ninguno, que es humano puede evitar volver a la tierra, Su Majestad la
Emperatriz, después de algunos días de enfermedad, ha partido de esta vida. El
fallecimiento de Su Majestad la Emperatriz es lamentable para mi y para todo el
Imperio. Dado que es la costumbre desde hace mucho tiempo que cuando un Rey, el
Pastor de su pueblo, muera, un Rey lo remplazará, Yo estoy sobre la silla de
David a la que fui prometido, por la voluntad, por la caridad de Dios, mirándote.
Comerciante, comercia! Granjero, ara! Te gobernaré por la ley
y ordenanza que llega a mí, transmitida por mis padres”.
Haile Selassie I, Mensaje al Pueblo del Imperio Etíope, 3
Abril de 1930, citado en: Leonard Mosley, Haile Selassie. The Conquering Lion, p.
163.
El 2 de Noviembre de 1930, a los
37 años de edad, Ras Tafari es coronado Emperador de Etiopía con el nombre de
Haile Selassie I y con los títulos de Rey de Reyes, Señor de Señores, León
Conquistador de la Tribu de Judá, Elegido de Dios, entre otros, cumpliéndose
así la profecía garveyista del Rey Negro Coronado. ¡¡¡ Haile Selassie I Jah
Rastafari !!!
Sobre este profético
acontecimiento se han hecho diversas crónicas narrativas. Entre las primeras
encontramos las generadas por los corresponsales de prensa extranjeros presentes
en la ceremonia, quienes proporcionaron reportajes gráficos e imágenes que fueron
publicados en los principales diarios de muchos países del mundo, incluído,
como sabemos, México.
Por otra parte, algunos
investigadores modernos han tratado de situar la Coronación dentro de un contexto
de política exterior, como lo hace el profesor norteamericano de historia y
estudios africanos, Harold Marcus, que dice: “La coronación fue mucho más que una campaña de relaciones públicas. Las
ceremonias y eventos habían sido sin pudor modernos, aunque etíopes en su
ejecución, simbolizando la amalgama que el emperador trató de afinar durante su
administración. Que los etíopes pudieran montar una celebración tan compleja,
‘con una sorprendente ausencia de caos’, demostró la habilidad del gobierno para
movilizar y organizar a su población y sus recursos. El régimen de Addis Abeba
se volvió creíble a los europeos, cuya presencia en la coronación fue evidencia
suficiente para los etíopes de que el mundo reconocía su independencia y
soberanía nacional, confirmando así la exactitud de la política exterior de Haile Selassie
desde 1916”.
Haciendo a un lado valoraciones
académicas, después de todo, con tufo a ciencia política occidental, dentro de
la llamada historia oral innumerables hermanos y hermanas (Rastafari,
Pan-africanistas, Etiopianistas, Garveyistas, etc.) han repetido una y otra vez
la Profética Coronación; de ese modo la Coronación del Emperador y de la
Emperatriz ha pasado a formar parte de la rica tradición histórica y cultural,
sobre todo de los Rastafari.
Sin embargo, también podemos
encontrar el relato de la Coronación narrado por el propio Emperador Haile
Selassie I (y que ahora ofrecemos traducido al español). Se halla en el
capítulo 28 del libro My Life and
Ethiopia’s Progress, Volume 1 (Mi vida y el Progreso de Etiopía, Vol. 1.),
obra literaria también conocida como “La Autobiografía del Emperador Haile
Selassie I”, en ella son contados sucesos que ocurren entre 1892 y el año 1937,
es decir, aquellos que comprenden desde el nacimiento y niñez de Su Majestad
hasta el viaje que realiza a la Liga de Naciones donde pronuncia su memorable
discurso en busca de justicia después de la agresión e invasión italiana.
Respecto
al estilo y los objetivos que persigue este libro, el historiador británico Edward Ullendorff, reconocido especialista en
lenguas semíticas y en estudios etíopes nos dice que la Autobiografía de Su
Majestad Imperial “más que gracia o
anécdota es austera y severamente seria, moralística y didáctica”.
Este primer volumen autobiográfico
fue publicado en amárico en la capital etíope de Addis Abeba en 1973. Sin
embargo, sabemos que fue escrito durante el exilio de Su Majestad en Bath,
Inglaterra en 1937. El texto en amárico fue traducido al inglés, a petición del
propio Emperador, por el ya
citado Ullendorff, y la Prensa Universitaria de Oxford lo
publicó en 1976 para la Escuela de Estudios Orientales y Africanos.
Dentro de la traducción de
Ullendorff un aspecto a mencionar es el uso gramatical del pronombre personal
Nosotros (Our) en la biografía, al
respecto el traductor –nos dice-, éste se refiere a un plural real (pluralis majestatis), el cual es usado y
reservado para quien es nombrado Emperador (aunque según Ullendorff éste fue
empleado en la redacción de Ras Tafari desde sus tiempos de Regente). En la
traducción que presentamos lo hemos puesto en cursivas al igual que el Nuestro
y el Nos.
Por último, respecto al capítulo
de la Coronación en el citado libro, es interesante notar los temas que el propio
Emperador resalta, por ejemplo: sus referencias a pasadas coronaciones en la
historia antigua etíope, la ceremonia del servicio o los juramentos prestados,
pero sobre todo Su Majestad destaca la nueva situación de Etiopía en el
panorama mundial. Prueba de ello es la presencia de embajadores extranjeros en
Etiopía o la pertenencia de esa nación a la Liga de Naciones.
Capítulo 28
Acerca de Nuestra Coronación como Emperador
En el 17 de Meskerem de 1909 (27 de Septiembre de 1916) fui elegido Regente y heredero
al trono, con la Reina Zawditu ocupando el trono; y tras haber llevado, en mi
oficina de Regente plenipotenciario, la carga del gobierno con paciencia por catorce
años, la Reina Zawditu murió en 24 de Megabit
de 1922 (2 de Abril de 1930), y, en consecuencia al día siguiente fui
proclamado Emperador y asumí el trono.
Con respecto a la sucesión al
trono y la Corona, hemos leído en la historia que, en un tiempo cuando Etiopía
vivía en aislación y antes de que hubiera establecido relaciones con países extranjeros
la costumbre imperante había sido que, al fallecimiento del Emperador, su
muerte con frecuencia permanecía cuidadosamente
sin anunciar. Entonces podían poner a su hijo y heredero en el trono y
coronarlo inmediatamente ese mismo día. Sólo después de haber sido anunciada por
proclamación la Coronación y el nuevo reino del hijo, podrían dar un entierro
ceremonial al Rey muerto.
En otros tiempos, al fallecimiento del Emperador, los oficiales de la casa real podían tomar
clandestinamente el cuerpo y enterrarlo, antes de que cualquiera pudiera oír
acerca de ello, y en el día siguiente podían poner a su hijo y heredero
en el trono; después de que hubieran conducido la instalación del servicio real
y le hubieran coronado, la muerte del padre y el nuevo reino del hijo podrían
ser anunciados por proclamación al mismo tiempo.
Pero ahora que Etiopía ha
terminado tratados de comercio y amistad con doce gobiernos extranjeros, ha
entrado a la Liga de Naciones, y ha establecido firmes relaciones de amistad,
estabamos convencidos de que era apropiado –de acuerdo con la práctica de los
gobiernos más civilizados en el caso de sus coronamientos- el invitar a Nuestra Coronación a los países que tengan
legaciones y consulados en Etiopía. Pero como podría requerir un largo tiempo
el despachar las cartas de invitación y el esperar el arribo de los delegados,
como también el hacer todas las preparaciones necesarias para la Coronación,
arreglamos para la ceremonia que fuera pospuesta por siete meses.
Después de esto, cartas de
invitación fueron escritas y despachadas a los reyes y presidentes cuyos
nombres siguen aquí:
A Su Majestad Jorge V, Rey de
Inglaterra, Emperador de India.
A Su Majestad Victor Emmanuel III,
Rey de Italia.
A Su Majestad Hiroito, Emperador
de Japón.
A Su Majestad Alberto I, Rey de
los Belgas.
A Su Majestad Gustavo V, Rey de
Suecia.
A Su Majestad Guillermina, Reina
de Holanda.
A Su Majestad Fuad I, Rey de
Egipto.
A Su Excelencia M. Doumergue,
Presidente de la República Francesa.
A Su Excelencia Sr. Hoover,
Presidente de los Estados Unidos de América.
A Su Excelencia el Mariscal de
Campo von Hindenburg, Presidente de la República Alemana.
A Su Excelencia Mustafa Kemal
Pasha, Presidente de la República Turca.
A Su Excelencia M. Condouriotes,
Presidente de la República Griega.
También, el Gobierno Polaco había
iniciado conversaciones para concluir un tratado de comercio y amistad con el
Gobierno Etíope, pero para el tiempo que Nuestra
Coronación llegó, estas negociaciones aún no estaban finalizadas. Entonces, los
Polacos demostraron su buena voluntad declarando: ‘Aunque el tratado aún no
está firmado, enviaremos un representante a la coronación, pues hemos
manifestado mutuamente nuestros pensamientos de amistad’. Por tanto informamos
al Presidente M. Moscicki que era Nuestra
intención el recibir a su enviado con gran placer.
PARA LEER EL TEXTO COMPLETO ENTRA A ----------------------------------------------------------------------> Revelazion #5
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